Positivo
Se lo debo haber preguntado cientos de veces en los últimos seis meses: ¿nunca has sentido contradicción con la paternidad, nunca te arrepentiste, nunca pensaste "agarro mis cosas y me voy a Katmandú"? Su respuesta nunca varía y ni siquiera cambia el tono en que me lo dice: No. Un no rotundo que hace eco en mi cabeza. Cada vez, yo lo miro como si mis ojos pudieran atravesar la piel, los músculos, los huesos y observar sus pensamientos en busca de un atisbo de duda. Pero sé que no está ahí. Él quería tener un hijo. Yo... tal vez. Un tal vez que a veces era un tal vez sí y otras veces un ni loca. Un tal vez que sopesó argumentos, leyó, preguntó e investigó para llegar a ninguna parte. ¿Cómo decidimos ser padres? ¿Decidimos ser padres? Así, en plural y como quien decide qué va a comer esta noche.
-Vení, sentate. Te voy a hacer una entrevista.
Él finge que le molesta un poco pero es mentira. Quiere contar su versión porque siempre se anda quejando de lo poco que aparece en mi blog y es cierto.
-¿Quién tomó la iniciativa de tener un hijo? - es mi primera pregunta. Pero no voy a dejarlo responder porque ambos sabemos que fue nuestro hijo quien tomó la iniciativa de ser. Era agosto, la menstruación no llegaba. Hacía años que no nos cuidábamos con hormonas porque yo había tenido un mioma uterino y había decidido dejarlas. Aunque no lo dijéramos, estábamos entregados al azar. Si pasaba, pasaba...
Walter: -Si pasaba, íbamos a la siguiente fase, que fue la charla que tuvimos esa noche...
Magda: -Eso fue una tarde...
Walter: -Una tarde-noche...
Magda: -¡Una tarde!
Walter-Una tarde... No me acuerdo.
Magda:-¿Desde hace cuánto querías ser padre?
Magda: -Creo que me acabo de enterar que vos habías pasado por la experiencia de un aborto.
Magda:-¿Por qué no intentaste tener un hijo antes?
Magda:-La noche anterior a hacerme la prueba de embarazo yo te dije "¿o estoy enferma o estoy embarazada?", ¿vos qué pensaste?
Magda:-Pero creo que te habría dolido mucho...
Así recuerdo yo ese momento: fue una tarde. Había pasado por la farmacia, había traído la prueba de embarazo y ni bien llegué a casa, me metí al baño. Las instrucciones decían que debía esperar unos minutos. Pero fue solo poner el papelito en la orina y ver de inmediato las dos rayitas teñirse de rojo. Embarazada. Muy embarazada. Sé que muchas mujeres añoran ver un resultado así, saltar de alegría. Yo no lo hice. Salí del baño y miré al Negro que jugaba en la play station. "Estoy embarazada y no lo quiero". Creo que no me tembló la voz para decirlo.
Walter:-Cuando me dijiste las razones para no tenerlo, eran las mismas que yo ya había pensado y te empecé a dar razones por las que otras personas lo han hecho y lo seguirán haciendo.
Razones. Mi mundo interno era un tsunami. En mi recuerdo, todo pasó en cuestión de minutos. En el de él nos fuimos a dormir. Juraría que no fue así porque yo no habría dormido con la incertidumbre. Pero la memoria es subjetiva y emocional, lo que para mí fueron instantes, para él fueron horas de tensión. Me senté a su lado. ¿Y si lo teníamos? El silencio interno me dio la respuesta.
Magda:-¿Qué sentiste cuando te dije “bueno, lo tenemos”?
Walter:-Alivio, puede ser...
Magda:-Lo mismo que sentí yo...y en algún momento has sentido contradicción interna... - (¿Cuántas veces más le voy a hacer la misma pregunta?)
Walter:-Cero.
Y yo insisto...
Magda:-Nunca has pensado "¿en qué me metí?"
Walter:-No. Cuando ya tomamos la decisión, estaba el tema de no nombrarlo como "el bebé" o "el niño"...
Magda:-También había leído como abortar con Misoprostol...
Walter:-Bueno, sí, habías investigado todo pero ya esa idea estaba en tu cabeza, el subconsciente te estaba hablando, te llevaba a hacerte esas preguntas.
Magda:-Si, igual yo creo que si hubiera decidido racionalmente no llegaba a esta decisión, porque si era por racionalidad, era un no rotundo. Creo que agradezco mucho haber tomado una decisión irracional. ¿Vos crees que la pareja habría sufrido si la decisión hubiera sido otra?
Walter:-Seguramente, hasta que punto no sé, pero seguramente sí. Tú no serías la misma persona y yo tampoco.
Sé que no se extraña lo que no se conoce y si nuestro hijo, Amaru, no hubiese sido, nuestra vida sería otra vida. Algún día le contaré a él esta historia y le diré toda la verdad: que su papá lo quería más que nada en el mundo y que para mí fue diferente. Le contaré que tuve miedo. Le diré que decidí traerlo al mundo, pero que esa decisión no me ahorró dudas y contradicciones. Le diré que sé que amo a su padre por la fuerza imparable de sus deseos y que yo, a veces, parezco un objeto inamovible contra el cual esa fuerza choca. Le diré que, desde donde yo lo veo, de eso se trata justamente nuestra relación de pareja: de un encuentro imposible en donde crece el amor. Y le diré a mi hijo que a medida que pasan los días, sin que yo pueda entenderlo, él hace magia y yo voy descubriendo que de todos los futuros posibles, ahora me resulta imposible vivir sin él.
-Vení, sentate. Te voy a hacer una entrevista.
Él finge que le molesta un poco pero es mentira. Quiere contar su versión porque siempre se anda quejando de lo poco que aparece en mi blog y es cierto.
-¿Quién tomó la iniciativa de tener un hijo? - es mi primera pregunta. Pero no voy a dejarlo responder porque ambos sabemos que fue nuestro hijo quien tomó la iniciativa de ser. Era agosto, la menstruación no llegaba. Hacía años que no nos cuidábamos con hormonas porque yo había tenido un mioma uterino y había decidido dejarlas. Aunque no lo dijéramos, estábamos entregados al azar. Si pasaba, pasaba...
Walter: -Si pasaba, íbamos a la siguiente fase, que fue la charla que tuvimos esa noche...
Magda: -Eso fue una tarde...
Walter: -Una tarde-noche...
Magda: -¡Una tarde!
Walter-Una tarde... No me acuerdo.
Magda:-¿Desde hace cuánto querías ser padre?
Walter: -Uhhh...no
sé... Tuve una
experiencia con mi ex en donde perdimos un bebé. No perdimos, nos
hicimos un aborto cuando yo tenía 17 y ella los iba a cumplir. Tendría un hijo grandísimo. Fue un golpe muy duro. Ahí me dí
cuenta que yo quería mucho tener un nene. Además, veía cómo
son de productivos en mi familia, mis primos, mi hermano. Me preguntaba ¿será que yo si voy a tener un hijo? Como a los 21 me hice un espermograma y salió que mis espermatozoides eran muy lentos, que no funcionaban, supuestamente, y me dijeron que
no iba a poder....iba a ser más difícil atinarle al asunto.
Magda: -Creo que me acabo de enterar que vos habías pasado por la experiencia de un aborto.
Walter:-No te había contado.
Magda:-¿Por qué no intentaste tener un hijo antes?
Walter:-Por
lo mismo de siempre. Porque no llegaba el momento indicado, las
condiciones óptimas y las justas, no se daba. Quedó archivado junto
con la experiencia aquella. Yo creo que ese deseo lo tenía desde
hace mucho tiempo.
Magda:-La noche anterior a hacerme la prueba de embarazo yo te dije "¿o estoy enferma o estoy embarazada?", ¿vos qué pensaste?
Walter:-Me
emocioné de solo pensarlo. Tenía en la cabeza el tema de mi rodilla
que estaba rota y me iban a operar, que ya no estaba ganando la plata
que estaba ganando, que no estábamos bien económicamente. Sabía
todo lo que se venía y no encontraba respuestas para decirte cuando
me interrogaras al respecto, porque sabía que ibas a preguntar,
porque conocía tu postura. Pero también era consciente de lo que te
había dicho desde el día cero de nuestra relación: él cuerpo es tuyo y yo te quiero a
vos, así que si no se daba no tendríamos esta conversación...
Magda:-Pero creo que te habría dolido mucho...
Walter:-Seguramente
si.
Así recuerdo yo ese momento: fue una tarde. Había pasado por la farmacia, había traído la prueba de embarazo y ni bien llegué a casa, me metí al baño. Las instrucciones decían que debía esperar unos minutos. Pero fue solo poner el papelito en la orina y ver de inmediato las dos rayitas teñirse de rojo. Embarazada. Muy embarazada. Sé que muchas mujeres añoran ver un resultado así, saltar de alegría. Yo no lo hice. Salí del baño y miré al Negro que jugaba en la play station. "Estoy embarazada y no lo quiero". Creo que no me tembló la voz para decirlo.
Walter:-Cuando me dijiste las razones para no tenerlo, eran las mismas que yo ya había pensado y te empecé a dar razones por las que otras personas lo han hecho y lo seguirán haciendo.
Razones. Mi mundo interno era un tsunami. En mi recuerdo, todo pasó en cuestión de minutos. En el de él nos fuimos a dormir. Juraría que no fue así porque yo no habría dormido con la incertidumbre. Pero la memoria es subjetiva y emocional, lo que para mí fueron instantes, para él fueron horas de tensión. Me senté a su lado. ¿Y si lo teníamos? El silencio interno me dio la respuesta.
Magda:-¿Qué sentiste cuando te dije “bueno, lo tenemos”?
Walter:-Alivio, puede ser...
Magda:-Lo mismo que sentí yo...y en algún momento has sentido contradicción interna... - (¿Cuántas veces más le voy a hacer la misma pregunta?)
Walter:-Cero.
Y yo insisto...
Magda:-Nunca has pensado "¿en qué me metí?"
Walter:-No. Cuando ya tomamos la decisión, estaba el tema de no nombrarlo como "el bebé" o "el niño"...
Magda:-Claro. Yo le decía "el parásito", "frijolito"...
bueno, primero por una cuestión del tamaño, por la inseguridad de
los primeros meses, era como que yo necesitaba moverme lento...
Walter:-Distancia
emocional..
Magda:-Creo que aún después de tomar la decisión, tuve mucha dificultad para vincularme
con esta realidad que hoy tiene unos ojos hermosos.
Walter:-Porque tú no querías tener hijos y me lo dijiste en nuestras primeras citas.
Magda:-No es que no quisiera tener hijos, yo siempre pensé en adoptar. El asunto era no tener hijos
propios. Estaba bastante segura de que no tenía ganas de embarazarme. Y bueno, ya lo viví
y sé que efectivamente no me gusta. Por más que haya sido una buena
experiencia no es algo que me siga llamando. No lo repetiría. Mi amigas siempre han dicho que en el fondo yo sí tenía muchas ganas de tener un hijo
¿vos cómo me ves a mi?
Walter:-Puede ser que ellas tengan algo de razón porque había preparación, vos habías hablado
con gente al respecto, habías investigado...Magda:-También había leído como abortar con Misoprostol...
Walter:-Bueno, sí, habías investigado todo pero ya esa idea estaba en tu cabeza, el subconsciente te estaba hablando, te llevaba a hacerte esas preguntas.
Magda:-Si, igual yo creo que si hubiera decidido racionalmente no llegaba a esta decisión, porque si era por racionalidad, era un no rotundo. Creo que agradezco mucho haber tomado una decisión irracional. ¿Vos crees que la pareja habría sufrido si la decisión hubiera sido otra?
Walter:-Seguramente, hasta que punto no sé, pero seguramente sí. Tú no serías la misma persona y yo tampoco.
Sé que no se extraña lo que no se conoce y si nuestro hijo, Amaru, no hubiese sido, nuestra vida sería otra vida. Algún día le contaré a él esta historia y le diré toda la verdad: que su papá lo quería más que nada en el mundo y que para mí fue diferente. Le contaré que tuve miedo. Le diré que decidí traerlo al mundo, pero que esa decisión no me ahorró dudas y contradicciones. Le diré que sé que amo a su padre por la fuerza imparable de sus deseos y que yo, a veces, parezco un objeto inamovible contra el cual esa fuerza choca. Le diré que, desde donde yo lo veo, de eso se trata justamente nuestra relación de pareja: de un encuentro imposible en donde crece el amor. Y le diré a mi hijo que a medida que pasan los días, sin que yo pueda entenderlo, él hace magia y yo voy descubriendo que de todos los futuros posibles, ahora me resulta imposible vivir sin él.
Es extraño el tema de los hijos. Yo por mucho tiempo estuve convencida de no querer tenerlos. Siempre pensé en la adopción y hasta tuve la respectiva charla con mi mamá al respecto. Mi esposo tiene una hija ya grande y cuando fui pasando más tiempo con ella y veía cómo era su relación con su papá y todo lo que aprendíamos junto a ella sentí que me estaba privando de algo muy bonito y especial. Así que llegó la charla de pareja obligatoria y después de más de 5 años de vivir juntos decidimos embarazarnos. Y Sarita llegó rápido, como un huracán que se llevó mis días de siestas y mis noches de sueño pesado, y me trajo sentimientos que jamás imaginé, más grandes que cualquier otra cosa. Y a medida que va creciendo voy aprendiendo el mundo de nuevo con ella. Ahora la razón para tener hijos es clara para mí.
ResponderEliminar