Más fácil cuadrar una docena de micos* para una foto
*micos = monos Las piernas cruzadas en posición de loto, la espalda recta, los ojos cerrados, el gesto apacible, el cuerpo inamovible. No tengo ni idea cómo me veré cuando medito pero, si pudieran verme por dentro, se encontrarían con los cien micos que habitan mi cabeza, colgando de las ramas de mis pensamientos, gritando y chillando sin parar. Nada menos apacible. Nada menos idílico. No soy una experta. Pero medito todos los días. Recuerdo muy bien por qué comencé: mi cabeza hablaba sin parar y yo quería una manera de apagarla. Necesitaba encontrar el interruptor de mis pensamientos. La buena noticia: aprendí a meditar. La mala: no hay interruptor para los pensamientos. Pero no lo dudo un segundo: meditar ha sido la mejor inversión (de tiempo, porque no me costó nada, económicamente hablando) que he hecho en mi vida. Escucho a mucha gente decir lo mismo: les encantaría meditar pero no saben cómo o se creen incapaces de hacerlo. Pero realmente creo que todos pueden meditar. Re