Entradas

Mostrando entradas de 2018

Positivo

Se lo debo haber preguntado cientos de veces en los últimos seis meses: ¿ nunca has sentido contradicción con la paternidad, nunca te arrepentiste, nunca pensaste "agarro mis cosas y me voy a Katmandú" ? Su respuesta nunca varía y ni siquiera cambia el tono en que me lo dice: No . Un no rotundo que hace eco en mi cabeza. Cada vez, yo lo miro como si mis ojos pudieran atravesar la piel, los músculos, los huesos y observar sus pensamientos en busca de un atisbo de duda. Pero sé que no está ahí. Él quería tener un hijo. Yo... tal vez. Un tal vez que a veces era un tal vez sí y otras veces un ni loca. Un tal vez que sopesó argumentos, leyó, preguntó e investigó para llegar a ninguna parte. ¿Cómo decidimos ser padres? ¿Decidimos ser padres? Así, en plural y como quien decide qué va a comer esta noche. -Vení, sentate. Te voy a hacer una entrevista. Él finge que le molesta un poco pero es mentira. Quiere contar su versión porque siempre se anda quejando de lo poco que aparece en

NOSTALGIA

En la verdulería, la voz venezolana de una mujer joven pregunta por guayaba. "Es para hacerle un juguito a mi beba", explica, pero no obtiene más que esa cara, tan porteña, de "¿de qué me hablás, nena?". Le intento explicar que por estas tierras es una misión casi imposible hacerse a una guayaba. No hay caso. Ella sigue queriendo una guayaba y se termina llevando un par de membrillos (que creo vendrán a ser primos de la guayaba), para intentar cocinarlos y hacer el  licuado para su nena. No sé cómo saldrá ese experimento. Antes de irme, le digo que estaría bueno irse acostumbrando a lo que no hay. Se lo digo a ella pero en realidad me lo digo también a mi, después de 10 años de vivir en estas tierras, porque sé que uno nunca se acostumbra a la nostalgia. Todavía me pasa que compro una piña, ilusionada, feliz, y termino tirando esa pulpa blanquecina e insípida que no se parece a lo que recuerdo (y por la que pagué un riñón). Todavía me pasa que me compro un aguacate

Dolor de patria

Argentina me duele, tanto como me duele mi propia patria.  Hace casi 11 años llegué a este país. Llegué con una valija en la que puse encima de mi ropa, un libro de Cortázar y otro de Borges. Así de ingenua me vine, creyendo que los dos más grandes me habilitarían el pase, en caso de que algo pasara en el aeropuerto. Todavía recuerdo con emoción mis primeros paseos: era primavera, las flores caían de los árboles y tapizaban los parques. Argentina era un sueño, un espejo que re flejaba mi ansia de algo diferente a la sangre y la violencia a la que estaba acostumbrada en mi Colombia. Vine por dos años pero me fui quedando casi sin saberlo. Nunca fueron fáciles estos años: a pesar de tener mi diploma de Comunicadora y experiencia trabajando en televisión, trabajé muchos años como camarera en restaurantes. Pero estar acá lo valía. Amaba a los músicos que tocaban en la calle y que iban engarzando un tango o una chacarera a mi camino. Amaba a los que "perdían el tiempo" haciendo m

Dar la teta

Imagen
Estamos en la Semana de la Lactancia. Veo por doquier carteles hermosos con mujeres amamantando, leo notas sobre los beneficios de la leche materna e información detallada sobre lo que puede pasar si no amamanto (riesgo de obesidad, asma, infecciones intestinales, pulmonares y un largo etcétera que termina de enriquecer mis inevitables paranoias maternas). Pienso en mis tetas: las que durante mi pubertad crecieron un poco raras con sus pezones invertidos; las que dejé libres hace unos meses en medio de un tetazo y respiraron por primera vez aire de calle y lucha; las chiquiticas que no crecieron ni medio centímetro durante el embarazo. Esas tetas, que nunca fueron mi orgullo, han demostrado que podían ser más que responsables. Y no porque haya tenido una lactancia idílica, no. Ni siquiera tengo una linda foto de Amaru tomando la teta porque nunca pudimos hacerlo: lo intentamos de todas las formas, aplicamos todo el babysutra de la lactancia, lloramos juntos de frustración y tras dos me

Y vos ¿para cuándo?

Hay que tener las cosas bien claras si eres mujer y estás en edad fértil: tenés que ser madre. Y no importa si querés o no. Porque si crees que no quieres es seguro que luego vas a cambiar de opinión, así que ve ignorando tu instinto, que el único instinto que vale aquí es el de madre. Y ve dejando de lado las dudas: total, poco importa que una mujer con hijos gane un 30 por ciento menos que sus pares masculinos o que 6 de cada 10 mujeres terminen abandonando el ámbito laboral. Vos pensá en las flores que vas a recibir en el dia de la Madre, en las tarjetas y chocolates...eso paga la brecha salarial. Y andate acostumbrando a la idea de "sacrificio incondicional" porque ahora que sos madre poco importa si tenés necesidades. Entregate, entregate hasta quedar seca y que tu interior no sea más que un lecho estéril por el que antes corrió un río de sueños. Es así: tenes útero, es tu naturaleza. Total los hijos son una bendición que si tenés suerte, podrás compartir con un hombr
Leo noticias de Colombia... " Señora, a mí no me hable así si no quiere morirse... le estoy hablando de buena forma... se tiene que ir de esta región o la asesino porque nosotros asesinamos a quien nos da la gana ”, dijo el paramilitar en el audio en el que amenaza a una maestra. ".. Le estoy hablando de buena forma ...". No me puedo sacar esa frase de la cabeza. El hombre la está amenazando de muerte, la obliga a desplazarse pero le está hablando de buena forma y se enoja porque  ella le respondió de manera grosera.  Y luego me cruzo con comentarios de gente sobre la consulta anticorrupción, personas que van a abstenerse porque "esa señora Claudia López es una gritona y grosera".  Que país pendiente de las formas, absorto en los buenos usos del lenguaje, lleno de por favores, gracias y discúlpeme, que se ahoga en sangre de líderes sociales. El país donde se habla el mejor español (según algunos) y se lo usa para generar terror. País donde prefieren que la c

Mala madre

INTERIOR. UNA HABITACIÓN. DÍA. Una mujer entra a la habitación de un bebé. El ambiente es de colores suaves, pasteles, y la imagen se ve un poco borrosa, como en un buen sueño. La mujer se acerca a la cuna y sonríe complacida. Levanta a un bebé que balbucea dulcemente. La mujer se sienta en una silla mecedora, le ofrece el pecho al bebé y este mama hasta dormirse. La imagen se desvanece con dulzura. INTERIOR. MI HABITACIÓN. NOCHE. El Negro duerme. Su ronquido retumba entre las cuatro paredes. Yo camino de un lado de la habitación a otro, con bebé Amaru en brazos. Amaru lloriquea y se retuerce. No le puedo ofrecer el pecho porque nunca quiso tomarlo. Las manecillas del reloj giran sin descanso, una hora, otra hora, infinitas horas. Miro al Negro dormir. VOZ INTERIOR DE MI CABEZA -¿Cómo carajos puede dormir con este ruido? Doy dos pasos hacia un lado, giro. Dos pasos hacia el lado contrario, giro. Así, una vez, cien veces, mil veces. Tomo a Amaru y lo pongo frente a mi cara.

Cielo rojo y estallado

Imagen
"Cielo rojo y estallado el 8 de abril del 2018...  nacimiento del Dragón Amaru de las estrellas. Ésta imagen la guardé para ti".  (Este mensaje acompañaba la foto que me envió mi pareja por whatsapp, unos días después del nacimiento de Amaru) Bebé camuflado en fular. Fotos por: Walter Quintero Mi pequeño dragón andino cumplió un mes el martes pasado. He estado pensando desde entonces qué escribir, cómo condensar el tsunami de experiencias, emociones, problemas, aprendizajes, logros y batallas que me envolvió desde la noche del sábado 7 de abril y en cuyas aguas aún sigo nadando. Es imposible describir tanto y tengo poco tiempo. Amaru duerme en la habitación y en cualquier momento puede despertar. Elijo un sueño y una palabra.  El sueño: estoy sumergida en un río. Solo mi cabeza y mis brazos sobresalen del agua. En mis manos viaja bebé Amaru e intento mantenerlo a flote por encima de mi cabeza. No es fácil sostenerlo en equilibrio pero no estoy asus

Para mi pequeño dragón que ya llega

Soy una montaña y en mi interior ha crecido un pequeño dragón andino. Ya está casi listo para salir. Lo siento revolotear como un pececito en mi interior. Lo he acunado, con cariño, con amor, con temor y ansiedad. Y no me arrepiento de ninguno de estos sentimientos, porque de todos ellos está hecho el mundo y cada uno tiene su propia función. Ha sido un camino extraño y desconocido pero me he sentido acompañada: por el Negro, por mis amigas, por mi familia, por muchxs que han enviado su buena vibra pero, sobre todo, por ti, pequeño dragón andino. Porque te encargaste de recordarme de mil maneras que no estaba sola. En unos días (muy pocos ya) dejarás el interior de esta montaña que te acuna. Yo volveré a ser solamente yo y tú serás solamente tú, pero algo me dice que yo nunca seré la misma, porque tú escuchaste el latido de mi corazón y el murmullo de mis pensamientos. Nadie hizo eso nunca antes. No sabemos qué vendrá. Y hay que decirlo: a tu papá y a mi eso nos pone un poco nervio

Contar historias

Todo empieza con una imagen: una niña y su madre acostadas en la cama. La madre quiere hacer una siesta después del almuerzo. Está agotada. Se levantó temprano para preparar la comida, sirvió el desayuno a su esposo, limpió, lavó ropa y mantuvo todo el tiempo un ojo puesto en la niña. La escuchó arrastrar las tapas de las ollas contra el suelo, supo cuando estaba jugando con el papel higiénico, corrió detrás de ella y la llenó de picos. Así que ahora quiere descansar un poco, pero no puede. La nena se mueve para un lado y para otro, pide una historia. Y la mujer no se puede negar, así que inventa una. Es la historia de una niña como la suya, hay un bosque, un pájaro, una persecución épica, un final feliz. -Ahora cuénteme usted una historia- le dice la mujer a la niña, ambas sonríen y la niña piensa. La niña inventa un mundo enrevesado con las pocas palabras que tiene, una historia sin pies ni cabeza, pero a fin de cuentas, una historia. La mujer es mi madre. Fue ella la que me meti

Indiferencia selectiva

Hace unos días me ví la película de Disney-Pixar "Coco". Me emocioné y lloré con la historia de ese niño. Y hace unos días también, le he estado huyendo a una imagen. Sé qué es -aunque quisiera no saberlo-, sé que es el cuerpo de un niño de 12 años que recibió un disparo, hecho por un policía y murió. Le disparó porqué pensó que era un ladrón. Quería no saber pero mi muro de facebook se inundó con esa imagen y yo solo intentaba pasar rápido porque no quiero ver esa historia repetida, no quiero atravesar ese dolor. Como hace unos años que hago dieta de noticias, sé lo mínimo. Pero por alguna razón también sé los comentarios que no he leído, los que piden "matarlos a todos" o los que se alegran porque hay "uno menos"...uno menos de los malos, al parecer. Los sé o los imagino, porque -y esto si lo sé con certeza- aunque no los lea están ahí. Empecé diciendo que ví "Coco", que lloré y me emocioné. Y no entiendo cómo es posible empatizar más con

Quiero escribirte algo bonito.

Imagen
Quiero escribirte algo bonito. Quiero que sepas que estás hecho de estrellas, aunque también te he puesto algo de lágrimas y tristezas, porque no podrías ver lo bello si no ves también un poquito de lo feo. Quiero contarte cuentos de hombres y mujeres valientes, aunque sé que el mundo está lleno de cobardes, pero yo quiero que creas que puedes cambiarlo todo, aunque te estrelles contra las paredes y a veces me odies un poquito. Si te enseño a mantener la esperanza es porque yo vivo de esperanzas y aquí sigo. Quiero conocerte, quiero que hablemos y me cuentes cómo te dibujas el mundo. Quiero que no nos entendamos, que nos sintamos lejos y que me obligues a caminar hacia ti, a ver la vida con tus ojos nuevos. Quiero que me retes. Quiero que me digas, por ejemplo, que vas a ser ingenierx y yo, que no entiendo nada de números ni cuadrículas, me vea obligada a sentarme a estudiar y a leer para poder estar cerca tuyo. Quiero que martilles todo en lo que creo, que me ayudes a reaprenderl

De papás reales, papás imaginarios y golpes contra la vida.

Hace unos años (no vamos a decir cuántos para que no se me caiga el documento de identidad) había terminado la universidad y me encontraba un poco perdida sobre lo que traería el futuro. Había hecho todo como debía: había sido muy buena estudiante, había sacado buenas notas y ahora estaba ahí, con el diploma bajo el brazo, sin trabajo, con unas ganas enormes de seguir estudiando y sin un peso. Pensaba que la vida me estaba traicionando. Si yo había hecho todo lo que mandaba el manual, ¿por qué ahora no obtenía algo -una oportunidad, una mano amiga, una beca, ¡algo!-? La desilusión era enorme y por un momento -¿días, semanas?- me paralicé. Supongo que fui muy llamativa en ese momento, imagino que se me veía la cara de confusión cuando un día mi papá entró a mi habitación y me dijo algo que sé que no se me va a olvidar, fue algo así como un cachetazo de realidad. Él dijo: "Nadie, nunca te regaló nada, por qué sentarse a esperar ahora". Imagino que lo miré con asombro. Era ver

Anotaciones de mi bitácora de embarazo.

5to mes de mi embarazo. ¿Cómo lo llevo? Con extrañeza y asombro, como quien camina por una selva tupida y desconocida: no sé qué hay más allá, tampoco entiendo muy bien por dónde estoy caminando. Hay cosas bellas en esa selva, pero también hay sonidos que nunca escuché antes y que me ponen la piel de gallina. Nadie me dio un mapa (creo que no existen mapas de estas tierras). Voy haciendo mi propio camino y tengo miedo de perderme. O tal vez ya estoy perdida y no lo sé. Me cruzo con gente, todos están felices y me felicitan, me desean lo mejor y pasan. Yo también estoy feliz. Pero no todos los días, porque hay días en que la selva aparece amenazante o confusa. Hay días en que la selva me estremece y me come. Luego amanece y sigo viva. Lidiar conmigo y con lo que no puedo controlar. Lidiar con mis hormonas que juegan a la euforia o a la tristeza. Lidiar con lo que no entiendo, con no saber qué pasa en mi propio cuerpo. Lidiar y a veces ni siquiera saber con qué estoy lidiando. Odio e