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Mostrando entradas de febrero, 2016

Un talismán contra todo peligro.

Hoy -releyendo por enésima vez a Borges- recordé el día en que armé la maleta para venir a Buenos Aires. Eran cientos de cosas, una vida entera, la que intentaba meter en un reducido espacio, veintitrés kilogramos de límite de peso. Recuerdo haber armado, desarmado y vuelto a armar. Recuerdo haberme sentado a llorar en el momento en que se reveló la imposibilidad de poner en tan poco espacio mi vida. Pero sobre todo, recuerdo las dos últimas cosas que puse antes de cerrarla definitivamente: un libro de Borges y uno de Cortázar. Era la primera vez que salía del país, la primera vez que iba a vivir sola, en una ciudad extraña y a 7000 kilómetros de todo lo que conocía. Había escuchado suficientes historias sobre colombianos en aduanas extranjeras y necesitaba un talismán, una suerte de objeto protector...y decidí que fueran esos dos libros. Mi cabeza no dejaba de jugar con la imagen de un par de policías, todos vestidos de negro, que me pedían con seriedad abrir la maleta. Y ahí estaban

Por favor, me cuentan cómo se conquista a alguien en estos tiempos.

Soy de una generación chapada a la antigua en la que, para levantarse a alguien, uno se tomaba la molestia de mirarle la cara (y me refiero a hacerlo personalmente, no a andarle fisgoneando las fotos del face). Sí, lo sé, me he quedado anclada en décadas pasadas. Un par de detalles ya me lo indicaban: el que mis fiestas me suenen más divertidas al ritmo de Michael Jackson, el que me tome la molestia de escribir las palabras con todas las letras, el ser incapaz de leer algunos mensajes de twitter o el hecho de que mi celular sirve sólo como teléfono (al menos cuando recuerdo subirle el volumen). Ahora resulta que estoy teniendo problemas para ejercer de celestina en estas épocas virtuales: soy incapaz de aconsejar a mis amigos cómo conocer gente nueva, cómo enamorar y esas cosas que hace un tiempo solía solucionar con algunas miradas. ¿Cómo se conquista a alguien hoy en día? ¿Se intercambias facebooks? ¿Se "stalkea" primero (hace pocos días aprendí esa palabra que puede remit

¿Soy una persona mejor después de haber aprendido a meditar?

¿Me estaré acercando a la iluminación? ¿Encontraré algún nirvana, algún cielo interior? ¡Naaaahhhh, ni ahí! Dos horas de colectivo en Buenos Aires e interiorizás eso de "la ciudad de la furia". Y la remás para no caer en el desespero con un presidente (mal) bailarín (haciendo sus pasitos coquetos sobre nuestras cabezas y bolsillos), una perspectiva laboral comodamente posicionada en la incertidumbre y un cerebro que se obstina en recordarte que ese "doña" que te dijeron la semana pasada va en serio, muy en serio. Esa cosa de ser adulto, entender que ya no vas a cambiar el mundo y encontrar el equilibrio entre los sueños y la realidad sin morir en el intento, pone nervioso a cualquiera. Respiro profundo. Pero bueno, han pasado tres meses de mi retiro para aprender a meditar y es hora de hacer un balance. Para algo tiene que haber servido, ¿no? No voy a mentir: mi disciplina sigue siendo intermitente. Sentarse dos horas, cada día, y concentrarse en la respiració