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Mostrando entradas de febrero, 2017

¿Cómo encontrar la paz mental pelando papas?

"No esperando ganar y no temiendo perder somos libres de dar y de recibir" (En defensa de la felicidad. Matthieu Ricard) "Estoy loca". Ese fue el primer pensamiento que cruzó mi cabeza cuando empecé con mis diez días de servicio en el centro de meditación vipassana. Tenía un mes de vacaciones y yo había decidido pasar un tercio de ese tiempo pelando papas, rallando zanahoria, lavando pilas interminables de platos, limpiando un baño. El diagnóstico no podría ser otro: definitivamente, estoy loca. Debo decir que fui sin saber muy bien por qué o a qué iba; atravesé el proceso como quien viaja durante diez días por una selva tupida, agreste y bella; y regresé feliz -sí, feliz y además relajada y descansada- pero sin entender muy bien qué era todo eso que había vivido. Mi cabeza, que se toma sus tiempos, ha empezado a arrojar luces sobre esta última cuestión. Hace más de un año tuve mi primer encuentro con la meditación vipassana. Durante esta experiencia, me

Que no lo ofendan mis tetas.

Se los hago corto y directo: fui al tetazo, me dí una vuelta, lo pensé, me quité la remera y el corpiño. Y sí, me quedé en tetas. Caminé así. Entrevisté así. Crucé la calle así. En medio de tetas de todos los tamaños y formas, pintadas, caídas, chiquitas (como las mías) o exuberantes. Tengo mis razones. Pero esas no las puedo explicar de forma corta. Y son tantas que lo mejor será empezar por la contra. He reunido algunas críticas al tetazo (twitter y facebook fueron mis fuentes) y voy a intentar responder esos argumentos. No intento convencer a nadie de las bondades de un tetazo. La verdad, solo quiero aclarar las ideas -intuitivas en su momento- que pusieron mis tetas al aire. 1. "Soy mujer y a mi no me representas". Me resulta curioso ese afán de muchas por aclarar que "no son representadas". Pero no recuerdo haber visto un solo cartel que dijera "representamos a todo el género femenino". De hecho, la acción de sacarme la remera y el corpiño fue pa