En el año 1299, la ciudad de Florencia, en Italia, prohibió el uso de los números indoarábigos. Es decir, en ese momento se estaba prohibiendo el uso de los números que todos conocemos hoy en día. Estos habían sido introducidos desde el mundo árabe, por un italiano conocido como Fibonacci, famoso por otro descubrimiento matemático: la llamada serie de Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1597 y así hasta el infinito) que, al parecer, viene a ser la forma favorita de la naturaleza, pues la podemos encontrar en los pétalos de una flor, en la corteza de una piña... Pero volviendo a la historia de los números, hasta ese momento en Occidente se usaban los romanos y el conocimiento de estos estaba bastante restringido. Así que la introducción de Fibonacci de unos números creados por extranjeros, que hacían más simples algunos cálculos, causó suspicacia entre quienes usaban con soltura los viejos. Se habló de fraude, de pérdida de respeto y hasta imagin