Complot

Te despiden del trabajo, se rompen tus zapatos favoritos, el celular escapa de tu bolsillo al sanitario y se riega el azúcar en el piso de la cocina. Todo en la misma semana. Incluso es posible que pase todo en un solo día. La vida tiene esos momentos, esos "chistes cósmicos". Alineación de planetas en tu contra. Las desgracias vienen en racimos, dicen. Y uno no sabe bien qué pensar, cómo entender tanta molestia del destino para sincronizar malos momentos. "Ya va a pasar", le dices a tu amiga que camina con su propia nube negra. Aunque no es fácil decirle lo mismo a tu cabeza preocupada. Pero es cierto, ya va a pasar, como todo.

Al parecer, las neurociencias han llegado a la conclusión, que nuestro cerebro esta evolutivamente desarrollado para apreciar y recordar, con mayor énfasis y detenimiento, las experiencias negativas. Es así como hemos sobrevivido como especie. Recordando que algo malo puede pasar cuando recorres el bosque. En todo caso, a tu tío se lo comió un tigre, mejor quedarse en casa. Pero este mecanismo suele traicionarnos y, a veces, cegarnos. Así, empezamos a perder la perspectiva.

Le digo a mi cabeza que se deje de jodas. Conozco sus trucos. Efectivamente, perdiste el trabajo, y tus viejos zapatos -los más cómodos y amados- van a la basura, el celular escurre agua en granos de arroz y la cocina se llenó de hormigas... pero, querida, estás viva y la sigues luchando.

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