Las pequeñas cosas

"Deja de buscar grandes espacios de tiempo libre, 
en su lugar encuentra pequeñas oportunidades"

Esta semana, mi hermana -diseñadora gráfica- empezó a tomar clases de acrobacias en tela. Unas semanas atrás, mi mejor amigo -director de teatro y actor- decidió comprarse una cámara análoga y salir a tomar fotografías. Unos meses atrás, mi papá -a sus 62 años- saltó en parapente.

Todos tenemos un listado de cosas que queremos hacer y nunca hacemos. No me refiero a las grandes metas y sueños, sino a esas actividades pequeñitas que sabemos que nos harían felices pero ante las cuales saltan las excusas: no tenemos dinero, no tenemos tiempo, estamos muy viejos, vamos a quedar en ridículo, nos podría salir mal o no vamos a ser lo suficientemente buenos, entonces ¿para qué?

Ejercicio: siéntese diez minutos y haga una lista de pequeñas cosas que le gustaría hacer. Al lado de cada una, escriba la última vez que se permitió hacerlas. ¿Han pasado meses, años? ¿Nunca lo hizo? No me extraña. Como no parecen demasiado importantes (¿tomar clases de rueda de casino?) o como suenan un tanto ridículas (¿aprender pole dance?), el tiempo pasa y la lista crece. Cosas pequeñitas para las que llegará un "momento mejor", para las que "tendremos dinero después". Nos hacemos grandes (yo me hago grande, jamás vieja) y dominamos mejor el arte de aplazar lo que queremos.

Me pregunto si al al sacrificar estos pequeños deseos no estaremos sacrificando, también, un poquito de lo que somos. No tomamos esa clase de salsa porque nos hará quedar en ridículo y asfixiamos a nuestro bailarín interior. Aplazamos esa clase de pole dance y nuestra femme fatal interna se arruga. Muchas veces no hacemos esas pequeñas cosas porque creemos que no vamos a ser buenos. ¡Como si ser bueno en algo fuera el único aliciente para hacerlo! A ver si hacemos un par de cosas por el simple gusto de hacerlas, ¿no? Así terminen saliendo mal a los ojos de la "crítica especializada".

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