El caso de mi amiga la asesina

Todo comenzó en noviembre del 2007. Hacía un par de semanas que vivía en Buenos Aires. Había conseguido trabajo en un restaurante. Era la primera vez que salía del país, la primera vez que vivía sola, a 7000 kilómetros de mi casa y la primera vez que trabajaba como camarera. Cristina empezó a trabajar el mismo día que yo y la solidaridad de recién llegadas nos unió. Poco a poco supe algunas cosas sobre ella: era de Posadas -al norte del país-, tenía una hermana menor, había perdido hace poco su DNI, tenía un novio que había dejado atrás -del que todavía tenía su guitarra y del que no quería hablar mucho-.
Las primeras eternas horas laborales -llenando aceiteros, prendiendo velitas, doblando servilletas, fajinando copas- las pasábamos hablando. Cristina era mucho más hábil que yo -tanto como camarera como en sus relaciones sociales- por lo que pronto se hizo amiga de las otras camareras y de los chicos de la cocina. Pasamos juntas -trabajando- mis primeras fiestas lejos de casa, tomando fresita y champán barato mientras me limpiaba las lágrimas y los mocos, e intentaba mantener el equilibrio con los platos. El 1 de enero del 2008, vimos amanecer en Puerto Madero.
Cristina iba a visitarme a mi casa, yo iba al hotel en donde alquilaba una habitación minúscula, con un tapete descolorido y las paredes descascaradas. Nos hicimos amigas.
En abril del 2008 renuncié a mi trabajo y al poco tiempo Cristina perdió su celular. Así que no tuve noticias de ella hasta junio, cuando se me ocurrió llamar a uno de los parrilleros del restaurante:
-¿No sabés lo que le pasó a Cristina?
-No.
-El otro día hubo una redada de la policía, se la llevaron. Cristina está acusada de homicidio.
-¿Me estás jodiendo?
-No, es verdad. Fijate en el diario Clarín. Ahí salió la noticia.

Y había salido. La foto pixelada de una mujer. La historia del "crimen a martillazos de una jubilada" perpetrado por la "reina del martillo". Cristina estaba prófuga. El crimen había ocurrido en el 2001, cuando Cristina tenía 19 años. ¿Qué te pasa por la cabeza cuando te hiciste amiga de una asesina?

(continuará)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Más fácil cuadrar una docena de micos* para una foto

Para Michelle